Ponerse en los zapatos de la otra persona es la forma más intensa de estar con ella.
Aprende a aceptar las opiniones de las personas desde su punto de vista y no de los tuyos propios.
Sobre sus zapatos: entenderías mejor lo que se siente.
La forma correcta de saber que sí estuviste en el lugar del otro es porque sentiste su dolor como propio.
Ponerse en el lugar del otro hace que tengas un juicio recto y caritativo hacia el prójimo.
Con unos minutos en tus zapatos y tú en los míos, podemos ser más felices.
Frases ponerse en el lugar del otro
Ponerse en el lugar del otro es un tema también en peligro de extinción para la humanidad.
Difícil es ver desde otro ángulo, saber lo que duele, analizar nuestro error y ponerse en el lugar del otro.
A veces lo que necesitan de nosotros es solo que le entendamos.
Ponerse en el lugar del otro, hará que el otro se sienta comprendido y su vida tendrá más sentido al saber que no está tan solo.
Antes de actuar, tómate un instante para pensar en cómo te sentirías tú en su lugar.
Ojalá que llueva “ponerse en el lugar del otro” para que seamos más y más personas que se unan a estar en los zapatos del otro.
Date la oportunidad de conocer a la otra persona antes de juzgarla mal.
Estar en el lugar del otro te permites comprenderla más y juzgarla menos.
Desde mirar con los ojos del otro es posible cambiar el mundo.
Ponerte en el lugar del otro requiere compasión, pero al hacerlo tu corazón se llena de alegría plena.
Aunque me coloque en los zapatos del otro y comprenda su situación, cada cual tiene derecho hacer lo que mejor le apetezca.
Fácil es juzgar, difícil es estar en su lugar ¿qué eliges?
Ponerse en el lugar del otro lo ayudas a encontrar calma, confianza y seguridad.
Antes de sentenciar los actos de otras personas, primero ponte en su lugar y si no es suficiente, entonces piensa en que cada quien tiene libre albedrío.
Ponerse en el lugar del otro te ayudará a crecer como persona.
Si quieres ver lo difícil que es, no ocupes el lugar del otro, ponte en su lugar.
Cuando te colocas en el lugar del otro demuestras madurez emocional y le ayudas a superar su situación.
Sentir lo que el otro siente es un desafío, pero si tratas un poco podrías aumentar gentileza, paciencia y tolerancia en ti.
Comprender por qué se comporta así, es que has aprendido el arte de “ponerte en su lugar”
Siempre hace falta ponerse en el lugar del otro para que sepas lo que duele y veas que no está exagerando.
Ponerse en el lugar del otro lo haces sentirse mejor sin decir palabras.
Antes de juzgar ponte es sus zapatos, en su lugar, recorre su camino, siente con su corazón y aun así no hay razones para juzgar.
Si no has recorrido su camino, no esperes entender su viaje.
Cuando te identificas con el otro te ganas la especial forma de conocerlo.
Mirar con los ojos del otro te da la oportunidad de identificarte con la persona.
Ponerse en el lugar del otro el mundo sería más bonito y la gente causaría menos dolor.
Tú en sus zapatos y él en los tuyos, te dará miles de razones para no criticar.
Cuando escuchas con los oídos del otro, abres tu corazón a la verdad.
Ponerte en sus zapatos, no significa que haga o que él pida, es comprender desde tu razón de ser para ayudarlo.
No necesitas criticar, solo que deberías ponerte en su lugar.
Ser un poco cuidadoso con las personas no cuesta nada, puede que estén pasando por un momento difícil, haciendo su mayor esfuerzo, reconstruirse y continuar, solo hay que ponerse en su lugar.
Ponerse en el lugar del otro es la base para que el mundo gire mejor.
Caminar con los zapatos del otro te lleva a sentir su dolor con su corazón y no con el tuyo.
Ponerse en los zapatos del otro puedes dar comprensión y hallar paz interior.
Vístete con la piel del otro y entenderás por lo que está pasando.
Cuando escuchas con los oídos del otro, puedes entender incluso si no hablas.
Jamás entenderás su dolor si no te pones en sus zapatos.
En la vida hay personas que critican a otros, pero también hay personas que se atreven a ponerse en sus zapatos después de todo.
Ponerse en los zapatos del otro te ayuda a precisar y no a juzgar.
No siempre tu punto de ver las cosas es el correcto, basta con ponerse en el lugar del otro para comprenderlo.