El dolor que siente mi alma no se puede expresar en palabras. Nada prepara a los padres, para despedir a sus hijos. Mi corazón se parte ante esta trágica situación y no existe consuelo para lo que siento hoy. Te amo y te extrañare por siempre, querido hijo.
Mi querido hijo, mi pedacito de alma, tu vida se ha apagado. Tu corazón no seguirá latiendo y el mío quisiera hacer lo mismo. No hay manera de superar esta perdida. Contigo, murió una parte de mí, pero el resto te sigue amando con la misma intensidad de siempre.
Por siempre vivirás en mi corazón y en mis recuerdos. Mi amado hijo, la muerte nos separa, pero el amor, nos mantendrá unidos hasta que nos volvamos a encontrar. Te amo.
En el cielo hay un nuevo ángel, mi querido hijo hoy ganas tus alas. Ya no te puedo cuidar más, pero sé que ya no lo necesitas. Con el alma rota, te prometo jamás olvidarte. Te amo.
Una madre no debería despedir a su hijo, pero aquí estamos. Te amo con toda mi alma, te extrañaré hasta el final de mis días.
El día de tu nacimiento fue el más feliz de mi vida. Ese día, descubrí un amor que no tiene comparación. Ahora, querido hijo, que enfrento tu muerte, es sin duda el día más triste de mi vida. El día que dejaste de respirar, descubrí un dolor que no tiene comparación. Te amo y te extraño, hasta la eternidad.
Con el corazón adolorido, pienso hoy en ti. Sigo esperando despertar de esta pesadilla, donde estás ausente de mis sentidos. Te amo, hijo de mi vida y te extrañaré por siempre.
Hay un tiempo para nacer y otro para morir, pero, querido hijo yo no estaba preparada para tu partida. Hoy dejas en mí corazón un dolor que va más allá de las palabras. Te amo y te extraño.
No existe consuelo en mi alma, ahora que enfrento tu muerte. Mi amado hijo, has sido mi felicidad desde el día que supe que venías en camino. Ahora, serás mi más grande dolor, hasta el final de mis días. Te extrañaré por siempre.
El amor de una madre no conoce límites y la muerte no me detendrá para seguir amándote con todas mis fuerzas. Aunque ya no pueda tocarte, ni verte, ni oírte, querido hijo te seguiré amando por siempre.
Con un dolor desgarrador, me ha tocado aceptar que Dios te llamó ante su presencia. Mi amado hijo, descansa en paz y siempre recuerda que tu madre te ama con toda su alma. Te extrañaré por siempre.
Todavía las lágrimas vienen a mis ojos cuando te pienso. Querido hijo, tu partida nos ha separado físicamente, pero el amor siempre nos mantendrá cerca. Te amo y te extraño.
Las palabras son escasas para expresar el dolor que siente mi alma con tu muerte. Mi amado hijo, mi pequeño niño, mis brazos te anhelan con locura. Te busco en todas partes y solo te encuentro en mi memoria. Te amaré por siempre y te extrañaré cada día de mi vida.