Ya no puedo más, me rindo, es hora de buscar mi propio camino. Me cansé de tratar de encajar en el que transitan los demás. Me voy a hacer mis sueños realidad.
Ya no puedo más, me rindo, he intentado de mil formas estar bien contigo pero nada parece funcionar, ya no puedo aguantar esta situación ni un segundo más.
Ya no puedo más, me rindo, intenté ganar tu cariño pero fue en vano, nunca me quisiste a tu lado y por fin, hoy lo he aceptado.
No lo resisto más, esto me supera, me rindo aunque en realidad no quiera, te quise como a nadie he querido pero tú no me quieres igual, lo mejor es despedirnos para no volver a vernos nunca más.
Ya no puedo más, me rindo, siempre quise estar contigo pero eso es algo en lo que no coincidimos. Te deseo la felicidad pero me iré sin mirar atrás. Adiós.
Ya no resisto más, me niego a hacerlo, te quise como a nadie he querido pero tú jamás quisiste nada conmigo. Ya no lo intentaré más, aunque me duela me debo resignar.
Esto me supera, me rindo ¿Para qué negarlo? Quiero volver contigo como nunca he querido nada más.
Esto me supera, ya no tengo fuerzas ¿A quién quiero engañar? Sigues siendo la persona que más quiero, no te he podido olvidar.
No lo soporto ni un segundo más, desisto, mil veces lo he intentado ya. Lo habría intentado mil veces más de saber que de opinión ibas a cambiar pero sé que no lo harás.
Ya no puedo más, renuncio, mis fuerzas flaquean ya. Sólo me queda ponerme en manos de mi Señor Dios y esperar a que me ayude a continuar.
En medio del abismo susurré ya no resisto, renuncio, y Dios me instó a continuar. Me escuchó y me hizo saber que tenía que levantarme una vez más. Ahora estoy aquí de nuevo, en el ruedo y más fuerte que nunca.
Imposible es de soportar, desisto. Mis problemas son como un gran abismo, sólo tú me puedes ayudar Dios, ayúdame por favor.
“Ya no puedo más, abandono”, es una frase que nunca voy a pronunciar. Yo lucharé con todas mis guerras hasta al final obtener la victoria. Nadie me verá rendirme jamás.
“A mi límite he llegado ya, me rindo”, dije resignada, y Dios me mandó entonces alas para que pudiera volver a volar.
No puedo continuar, dimito. Haga lo que haga siempre hay alguien que no está complacido. A partir de ahora al único que me esforzaré por complacer será a mí mismo.
Ya no puedo más, no puedo tolerarlo, renuncio, es momento de sincerarme conmigo mismo, es momento de dejar mis miedos atrás. Lo que estoy haciendo ahora a mis metas no me va a ayudar a llegar, debo tomar cartas en el asunto o mis sueños nunca se harán realidad.
Ya no puedo más, no puedo seguirlo aguantando ¿A quién quiero engañar? Hacer ejercicio no es lo mío, mejor me voy a cenar.
Es un imposible, me cansé, estoy agotado de aconsejar a mis amigos y que nunca me hagan caso. Hoy decreto que el que no les hará caso seré yo.
He llegado a mi límite, desisto de intentarlo ya más, nací con dos pies izquierdos y sin nada de ritmo. Por más que lo intentó no puedo aprender a bailar.
Esto me supera, me rindo. He luchado, me he levantado, me han vuelto a derribar y me he vuelto a levantar, pero me cansé. Voy a contraatacar. Prepárense porque voy a cambiar y, aunque mi cambio será por mi bien a muchos no les va a gustar.
¿Qué más me queda?, me rindo, estoy aburrido de la monotonía, a partir de hoy declaro que haré los cambios que sean necesarios en mi vida para alcanzar la felicidad. No pienso postergarlo ya más. Mucho he soportado ya.