La superación personal solo es posible con la ayuda de nuestro Seño Jesucristo, poner en sus manos nuestra persona, es la vía para la definitiva superación.
Solo cuando consideremos a nuestro Señor Jesús como el único guía de nuestras vidas, podremos lograr la verdadera superación personal y seremos instrumentos para la construcción de un mundo más justo.
No se supera personalmente quien quiere, sino quien queriendo, cuenta con el favor de Jesucristo, es el Señor, el artífice de nuestra existencia.
Una vida orientada por los principios cristianos, es más proclive a alcanzar la superación personal, que otra desvinculada de dichos principios, Jesús es el camino, la verdad y la vida.
Frases de Superación Personal Cristianas
Para encaminarse hacia la superación personal, es imprescindible enrumbarse por el camino angosto, es decir, el camino de Jesús, el buen pastor.
La superación personal está signada, por la determinación de cada persona y la bendición de Dios.
Quien en su empresa de superación personal no se encomienda al Señor, difícilmente salga airoso en la misma.
La superación personal, es el producto del empeño humano en ser cada día mejor y de nuestro señor Jesucristo en iluminar el camino correcto.
La superación personal exige elegir la verdad, Jesús es la verdad, por tanto, para superarse en el plano personal, necesariamente debemos elegir a Jesucristo como guía.
En cada persona que elige superarse en el plano personal, está viva la semilla del bien que proviene de las enseñanzas cristianas.
Es ingenuo pensar, que se ha logrado la superación personal, cuando no se tiene a Dios en la mente y el corazón.
No hay forma posible de superación personal en el corazón que no ama, en tanto, es fundamental amar, y para ello es necesario conocer el amor, es decir, conocer a Jesús.
El camino angosto es la vía para el que pretende superarse en el plano personal, dicho camino solo es transitable por quienes, basados en las enseñanzas de Jesús, emprenden la aventura de intentar ser como él.
Solo se supera en el ámbito personal, aquella persona que da frutos buenos, esos que se dan solo por amor al prójimo y por el deseo inalienable de construir un mundo más justo.
El Señor Jesucristo nos ha enseñado el valor superlativo de amar, por lo tanto, amar es el principio para que podamos superar las mezquindades y los vicios humanos, y convertirnos en mejores personas.
En cada enseñanza cristiana, está trazada la ruta para la superación personal, quien pretenda superarse a sí mismo, que se fundamente en los evangelios.
La superación personal está indisolublemente ligada al arte de amar, ese que por medio de las acciones nos enseñó el verbo hecho carne, es decir, nuestro Señor Jesucristo.
La superación personal no es una teoría, constituye en esencia una noble acción, esa que parte del corazón, influenciada por el Espíritu Santo.
Solo es capaz de superarse en el plano personal, aquel que con la más genuina humildad, práctica, dentro de sus límites, las enseñanzas del Carpintero de Nazaret.
Las más grandes acciones, están ligadas a las que aparentemente resultan las más pequeñas situaciones, Jesús con su divina sapiencia nos ha mostrado esto, por tanto, superarse en el plano personal demanda notar las más insignificantes situaciones.
La humildad del Señor, es la más importante de las lecciones que deben aprender quienes intenten superarse en el ámbito personal.
Sin la ayuda de nuestro Señor Jesucristo, cualquier intento de superarse personalmente resulta una lotería, si de verdad pretendes cambiar, cíñete a las enseñanzas de Jesús.
Cristo es la fuente de la sabiduría, si pretendes superarte en el ámbito personal, intenta poner en práctica sus enseñanzas.
El Espíritu Santo es el que conduce las buenas obras, tratar de superarse en el plano personal, demanda en gran medida, sentir su divina influencia.
Jesús constituye el ideal de superación personal, y aún cuando, por el hecho de ser humanos, distemos de ser como Él, es el referente por excelencia para procurar ser mejores personas.
Con su humildad y entrega en la Cruz, Jesús nos ha mostrado el misterio de la perfección, nosotros solo somos perfectibles, intentar superarnos en lo personal, es la vía para seguir sus enseñanzas y seguir la senda de la perfectibilidad humana.