Si te lastimó y aún así no te pidió perdón ni buscó la reconciliación, no te ama y quizás, nunca te amó. Nadie elije perder a alguien que verdaderamente ama sólo por orgullo.
Cuando uno ama a alguien y lo lastima reconoce su error, se disculpa y busca el perdón y la reconciliación. Lo contrario significa que no ama o que nunca amó porque sólo no amar justificaría perder a una persona especial por mero orgullo.
Amor es… Reconocer que fallaste, dar el primer paso para intentar reconciliarse, pedir perdón, disculparse, porque a la otra persona en verdad no quieres perder.
Frases de perdón, amor y reconciliación
Amor es… Saber perdonar por el bien de una relación o de un vínculo que te una a una persona especial. Reconciliarse sólo para después hacer sentir mal a la otra persona a cada rato por el error que cometió y que supuestamente excusaste no es perdón, ni amor verdadero.
Amar es… Perdonar y olvidar. Si no olvidas la falta cometida no haz perdonado y de nada servirá volverse a reconciliar. En poco tiempo saldrá a relucir tu malestar y se volverán a separar. Una relación sólo se puede reconstruir de nuevo si se perdona en verdad.
Quien no sabe perdonar no sabe tampoco amar y se está perdiendo la magia de con sus seres amados poderse reconciliar después de una separación dolorosa. Porque una reconciliación en esas circunstancias es maravillosa, reconforta…
Los vínculos más bellos a menudo han fortalecido su unión con la magia del perdón y la reconciliación.
El perdón y la reconciliación son actos de amor que agradan demasiado a Dios. Quienes los practican por él son bendecidos.
Si Dios perdona nuestros pecados ¿Quiénes somos nosotros para no perdonar y reconciliarnos con nuestros hermanos? Dios nos pide amar al prójimo y amarlo implica también saber perdonarlo.
Cuando das el primer paso hacia la reconciliación le estás demostrando a la otra persona que te importa, que la quieres, que en verdad deseas su perdón. Le estás demostrando amor, que te importa por sobre tu orgullo.
Los orgullosos pierden a muchas personas en su vida por ser incapaces de reconocer sus errores y de pedir perdón sincero para que en verdad los perdonen. Los demás ven su orgullo como falta de interés y se alejan. Aprende humildad y el perdón y la reconciliación en tu vida reinarán.
Nadie es perfecto, todos nos equivocamos, todos con nuestros seres queridos a veces discutimos, peleamos… Por eso las relaciones más duraderas son aquellas en las que el amor es tan grande y sincero que permite el perdón verdadero.
Sólo el perdón verdadero debería dar paso a la reconciliación. De nada sirve ofrecer perdón y seguir guardando rencor. El perdón debe venir del corazón y del amor, ser sincero…
Ama, perdona, reconcíliate con aquellas personas que hayan cometido faltas en tu contra. Vivir de esa forma reconforta, cargar por el contrario con odio o rencor enferma, entristece, acongoja.
El perdón y la reconciliación deben de venir del fondo del corazón. Tener su origen en el amor. Nadie puede inducirlos u obligarlos, no serían verdaderos.
Perdonar no es sólo un acto de amor hacia el prójimo, es un acto de amor propio porque de no perdonar, nace el rencor y el odio que lastiman y envenenan tanto el corazón. Deja de hacerte daño con algo que ya pasó, reconcíliate con lo que haya ocurrido, olvida, libérate del dolor.
El odio o el rencor no te dejarán nunca avanzar, si les dejas consumirte hasta te destruirán. Aléjate de esa oscuridad. Combátela amando y perdonando de verdad. Dios nos enseña que como hermanos nos debemos de amar así que ama, perdona, reconcíliate con los que te hayan dañado de alguna forma.
Si te niegas a perdonar, si cargas con el rencor a cuestas ¿A quién haces daño en verdad? A tí mismo en realidad. Deja de dañarte. Ama, perdona, reconcíliate con los que se muestren interesados en rectificar su error con tu persona. Eso te traerá bienestar.
La mayor muestra de amor que a alguien le podemos dar es perdonar y olvidar una falta grave que de su parte nos haya hecho daño en verdad, es darle otra oportunidad sincera de que nos demuestre que quiere parte de nuestra vida formar.