Hoy a un año de tu partida, la esperanza de reencontrarnos en otra vida me da consuelo. Nosotros creemos que Jesús ha muerto; pues igualmente, Dios llevará consigo a quienes han muerto unidos a Jesús (Tesalonicenses II 4:14). Aunque ya no estás entre nosotros, todavía estas en nuestros corazones.
Cada día siento tu presencia cuidándome y cada día recuerdo tus enseñanzas. Aún extrañamos tu presencia, sabemos que, desde donde estás, guías nuestros pasos. A un año de tu partida, cuando miro al cielo y veo las estrellas, su brillo y sé que me miras. En cada oración, quiero que escuches que estoy bien y que ahora eres mi ángel guardián.
Aún nos embarga el dolor de tu partida, pero sabemos que nos cuidas desde el cielo. Hace un año, el cielo gano una estrella y con tu luz iluminas muchas almas, como lo hiciste en vida. Sé que no puedo tocarte o abrazarte, pero cierro mis ojos y aún puedo ver tu sonrisa.
En nuestros corazones sentimos tu amor y en nuestras memorias habitan tus recuerdos. Continuamos extrañando tus risas y cuentos, pero sabemos que donde estás haces reír al cielo. Tu recuerdo siempre será un pilar, para todas las generaciones de la familia. Luego de un año de tu partida, en cada oración te nombro para que sepas que todo va bien.
Aún duele tu partida, pero seguimos riendo cuando contamos tus anécdotas. Aunque pase el tiempo, desde el cielo nos sigues cuidando con el mismo amor y dedicación. Tras un año de tu partida, continúas siendo inspiración, con cada enseñanza.
El amor que nos demostraste en cada momento, es lo que tras tu partida nos mantiene con fuerza y unidos. Hacemos honor a la memoria de quien, en vida fue ejemplo de trabajo, dedicación y constancia. Hoy recordamos con mucho afecto, a quien dedicó su vida al servicio y fue maestro de vida, para quien lo conociera.
A un año de tu partida, te damos las gracias porque tus enseñanzas viven en nosotros. Dicen que el tiempo sana las heridas, pero tu ausencia vive en mi alma. No ha sido fácil tu pérdida, pero algún día nos volveremos a encontrar en el cielo. Tu partida fue dolorosa, pero tuvimos la dicha de haber compartido en vida grandes historias.
Los grandes héroes no usan capa, su súper poder son la dedicación y el amor. La pena de tu partida, nos enseñó a valorar cada instante que nos regalaste en vida. El tiempo cura las heridas y los buenos recuerdos te mantendrán en nuestros corazones. Siempre vivirás entre nosotros, fuiste muy importante te recordaremos.
Porque fuiste luz en momentos de oscuridad, eternamente agradecido siempre te recordaré. No ha sido sencillo aceptar tu pérdida y a veces en sueños siento que aún estás conmigo. Por todas las risas y momentos compartidos, siempre vivirás en mi corazón. Cuando cierro los ojos imagino que aún estas, y cuando miro al cielo sé que nos cuidas. Que tu recuerdo siempre sea motivo de alegría para nosotros.